Te puede sonar a locura ¿verdad? Normalmente se nos dice que cuanto más hagamos o practiquemos, más sacaremos provecho y mejoras. Pero ¿y si te dijera que esto no siempre es así?
Está claro que no podemos esperar obtener beneficios sin hacer nada. Pero, por otro lado, presionarnos demasiado y practicar si o si todos los días, no nos llevará tampoco muy lejos. Te preguntarás por qué.
Antes de contestarte, déjame hacerte algunas preguntas:
- ¿Estás alcanzando objetivos en tu práctica?
- ¿Entrenas individualmente lo que quieres mejorar?
- ¿Tiene tu práctica en consideración tu anatomía y sus habilidades y/o restricciones?
- ¿Sientes el equilibrio entre fuerza y flexibilidad? ¿o una vence sobre la otra?
Si respondiste que sí a todo, tu práctica te seguirá dando muchas y muy buenas recompensas, ¡enhorabuena!
Si respondiste que no a una o más de las preguntas, y sigues así, posiblemente no seas capaz de alcanzar tus objetivos o tardarás mucho en llegar a ellos. Si piensas en conseguir posturas cómo splits, arcos o invertidas, necesitarás un cambio en tu forma de abordar la práctica. No se trata de cantidad sino de calidad.
Entonces, ¿por qué es mejor practicar menos?
Porque si sabes exactamente qué estás haciendo, a dónde te diriges y cómo llegar allí, no necesitas invertir todas tus fuerzas de forma ininterrumpida todos los días para llegar; el descanso te ayudará a cumplirlo todo. Paso a paso, con energía y vitalidad.
Imagina que vas de trekking hacia una montaña que requiere de semanas para alcanzar su cima; es importante tener un mapa y no malgastar las energías ya que el descanso nos ayudará a tener días de marcha más ágiles. Si no tenemos un guía y, si encima, andamos ininterrumpidamente sin pausas, nos perderemos o bien nos quemaremos. Hay quien consigue llegar de esta forma, pero tú y yo estamos de acuerdo en que es una minoría quien lo hace y no es la forma más sensata de lograrlo.
Así que verás, porque una persona que practica seis días a la semana con mucha intensidad probablemente estará a menudo cansada y agotada, y no necesariamente conseguirá sus objetivos con vitalidad.
También tenemos que recordar que tenemos una vida social y/o familiar, y queremos disfrutar de nuestro tiempo libre haciendo actividades que nos gustan, ¡no solo yoga! Necesitamos una práctica enfocada e intencional sin olvidarnos de todo lo demás en nuestras vidas.
Recuerdo cuando practicaba todos los días religiosamente, a veces perdía oportunidades por esta falsa idea que practicar más es mejor. Practicar yoga es más sostenible si lo hacemos de una forma compasiva y no obsesiva.
Pero hay más motivos para descansar. Inspirada en las palabras de Jennifer Crane , una fisioterapeuta para atletas y bailarines, os dejo algunas ideas:
- Entrenar todos los días no te hará mejorar; acumularás varios dolores y molestias y el riesgo de lesiones aumentará.
- El esfuerzo crea una especie de pequeñas “lesiones” en los músculos y tejidos que necesitan descanso para que puedan reconstruirse, y así repetir los ejercicios una y otra vez. Si no las dejas curar, estas “mini lesiones” pueden agravarse.
- Cuando practicamos posturas desafiantes, activamos nuestro sistema nervioso simpático. La función principal del sistema simpático es activar al organismo para facilitar la reacción a los estímulos para poder estar conscientes, alertas y en control. En la vida, el equilibrio adecuado entre los sistemas nerviosos simpático y para-simpático es muy importante.Entre el trabajo, los aparatos electrónicos que nos rodean y, en general, nuestras responsabilidades diarias, estamos constantemente viviendo con nuestro sistema nervioso simpático activado.Cuando descansamos, cambiamos y activamos el interruptor de «recuperación» de nuestro cerebro. De esta forma, nuestro cuerpo libera hormonas y neurotransmisores necesarios para sanar nuestros músculos (otra razón por la cual el savasana, la meditación y el pranayama son muy importantes en nuestras vidas).
En otras palabras, un equilibrio adecuado entre actividad y descanso hará que el progreso sea más rápido, haciéndote sentir renovada y llena de vitalidad.
Jennifer también dice que demasiada práctica puede hacerte sentir fatigada, letárgica, incluso puede causar depresión, pérdida de sueño y aumento de peso.
En mi experiencia personal, he pasado periodos de practicar 6 días a la semana durante meses y meses, pero también me he tomado periodos más “libres” practicando solo una o dos veces a la semana.
¿Hizo esto una gran diferencia? ¡Por supuesto que sí!
Cuando entrenaba en exceso siempre estaba cansada, dolorida, soñolienta, con muy poca energía para otras actividades y siempre estaba en el papel de «yogui» como si fuera un atleta o algo así. Cuando cambié a tres o cuatro prácticas a la semana, comencé a sentirme con más energía, mejoré específicamente mis backbends (flexiones de espalda) e inversiones, y estaba más contenta con mi vida y mi práctica.
De hecho, puedes encontrar en la red varias investigaciones científicas que demuestran que el descanso mejora el rendimiento.
Así que la próxima vez que escuches a un maestro decir que debes practicar todos los días, no sigas su consejo a ciegas y experimenta por ti misma.
Recuerda, no puedes esperar practicar a lo máximo todo el tiempo! Con el descanso y la recuperación adecuados, tu práctica será más inteligente y menos dura.
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¡Disfruta del camino y feliz práctica!